Llamamiento en defensa de la sociedad y la democracia en Grecia
El presente texto es producto de la iniciativa de un grupo de ciudadanos de varios ámbitos, quienes se pusieron de acuerdo sobre la necesidad de hacer escuchar de forma coherente y masiva, una voz fundamentada y crítica tanto dentro de Grecia como afuera de ella. Coincidimos en que es absolutamente necesaria una intervención que demuestre con fuerza a la opinión pública griega y europea tres cuestiones mayores, en una coyuntura en que el dilema dominante “austeridad o quiebra” ha sido reemplazado por la suma totalmente negativa “austeridad y quiebra a la vez”:
1.El colapso del estado social y la intensificación de las desigualdades sociales
2.La erosión de las instituciones democráticas y de los derechos del ciudadano
3.La corrosión de la visión europea y la desintegración de la unidad europea
Esta iniciativa no tiene como objetivo solo la redacción de un texto más y la recolección de firmas, a pesar de que así empezó. Pretende crear amplias cohesiones y difundir a todas partes el mensaje de que “el problema griego” es simplemente una advertencia sobre el peligro que corren básicos valores sociales y políticos europeos. Y por eso nos concierne a todos y a todas.
El objetivo es que todos los y todas las que firmen este texto se involucren, si así lo desean, en acciones sociales, en una potencial acción conjunta con agentes y ámbitos que conocen de primera mano, mejor que todos, qué es lo que realmente está pasando hoy en Grecia y que se interesan en trabajar para una Europa social y democrática. En la crisis nadie está solo. La respuesta a la exclusión es la participación. La respuesta al derrotismo y al pesimismo es la acción.
UN MOMENTO CATASTRÓFICO EN LA HISTORIA EUROPEA
La sociedad griega está puesta a prueba tanto por la crisis como por las recetas sin salida que se le presentan como solución. Instituciones construídas a través de muchas luchas y sacrificios, en la Grecia de la posguerra, caen: los contratos colectivos, los seguros sociales, el sistema de salud pública, la educación, los medios de transporte, el medio ambiente natural y urbano, la posibilidad de una vida segura. El estado social colapsa y los servicios públicos se desintegran por falta de financiamiento y por la reducción del personal. Según Eurostat, casi un tercio de la población está en riesgo de caer bajo la línea de pobreza y los números están incrementándose rápidamente. Bienes públicos elementales dejan de ser provistos. Los hogares quiebran uno tras otro. A la sociedad la conducen a la asfixia.
Se impone como chantaje el dilema: ¿austeridad o quiebra? Sin embargo, no se trata de un dilema sino de una suma negativa: austeridad y quiebra a la vez. Las políticas seguidas, en vez de salvar el país y de corregir las patologías crónicas del sistema político y económico griego, lo hunden en la recesión y en el endeudamiento creciente. Todas las previsiones de la Unión Europea, del FMI y de los gobiernos griegos fueron rotundamente desmentidas. La recesión del 2011 fue de -6,8% del PIB (en lugar de la previsión inicial de un -2,6%). La amenaza, cada tres meses, de la expulsión de Grecia de la eurozona es económicamente desastrosa, porque refuerza la dinámica recesiva convirtiendo a Europa en factor central de la inestabilidad económica y la profundización de la crisis. La misma Europa crea las condiciones para que Grecia no pueda cumplir sus obligaciones con sus acreedores.
Los que esperaban que la crisis iba a ser una oportunidad para el saneamiento y la renovación institucional, se dan cuenta que las “reformas” están desintegrando un estado ya poco eficaz y al mismo tiempo disuelven a la sociedad. La crisis no la viven los que se aprovecharon del estado y del interés público durante décadas sino los asalariados (que siempre pagaron sus impuestos) y los grupos sociales más vulnerables. Estamos ante una operación jamás vista de redistribución de la riqueza y del poder, que socava el modelo social europeo creando desigualdades económicas y sociales extremas. El discurso dominante, tanto en Grecia como en Europa, es moralista, punitivo y culpabilizador. Esto fomenta el nacionalismo, el racismo y la xenofobia.
Grecia y Europa se hunden en una crisis que se retroalimenta y que muestra no solo las debilidades institucionales de la Unión sino también el fracaso de las recetas neoliberales. La continuación de esta política fracasada no conviene ni a la sociedad griega ni a la Unión Europea ni a los contribuyentes europeos. Conviene solo el capital financiero y a los especuladores, griegos y extranjeros. Sin desarrollo, el pago de la deuda (o por lo menos de su mayor parte) es simplemente imposible. La combinación entre paquetes de nuevos préstamos y austeridad violenta es equivalente a tirar dinero en un pozo sin fondo. Además conduce al default incontrolado, el cual van la pagar las clases populares y medias en Grecia (las clases acomodadas ya han sacado su dinero al exterior) y los contribuyentes europeos (que serán llamados a pagar el costo de la desestabilización del sistema bancario europeo). La operación de salvación mostró ser un fiasco. Y tiende a convertirse en un crimen.
Grecia y Europa participan hoy en un círculo económico vicioso, la salida del cual presupone un cambio de política. Por más difícil que sea, debemos trabajar para una Europa social y democrática que confirme sus mejores valores históricos y políticos dando una nueva orientación a la globalización. La solución no puede ser nacional. Hoy se humilla a los griegos, mañana les pasará lo mismo a otros pueblos. Ya la desconfianza y el odio reemplazan el proceso de formación de una identidad europea común. Se trata de un momento catastrófico en la historia europea.
La crisis griega tiene causas nacionales importantes. Es, sin embargo, parte de una crisis más global, que cambia radicalmente la época histórica en que vivimos. En este período de transición es importante que nos demos cuenta que están en juego tanto el concepto de la justicia social como la democracia y los derechos de los ciudadanos.
Como ciudadanos griegos los llamamos a unir su voz a la nuestra contribuyendo así a la formación de un frente poderoso en defensa de la sociedad y la democracia en Grecia. Porque la solidaridad hacia Grecia es hoy un desafío político para todos los que creen que los valores que están en juego en Grecia los conciernen también a ellos.
Fuente: http://www.koindim.eu/es/
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