sábado, 7 de julio de 2012

Somiatruites







  Soñar, soñamos todos y con nuestros sueños podrían hacerse mejores y más bellas biografías de cada uno. Podríamos saber de verdad qué es lo que nos importa en cada momento. Lo que nos importa, preocupa, ocupa y motiva, lo que nos mueve y detiene, lo amado odiado, despreciado y adorado; todo. Tan es así que habríamos borrado la mentira aún de los mentirosos pues en sus sueños se  ven claramente sus mentiras y mezquindades. Pero los guardamos de noche, celosamente y solo nosotros mismos sabemos con qué soñamos. Poco importa pues en la vigilia, quién tiene ojos que ven, ve, y aunque no puedas adivinar los sueños ajenos, ves sus ojos y los ojos tampoco saben mentir, como los gestos reflejos que sin darnos cuenta ejecutamos por automatismo cuando mentimos. La coherencia o el contradictorio avance de las personas hacia caminos en principio no previsibles, se ve y podemos imaginar cómo los sueños de dos seres humanos se separan y distancian hasta hacerse inalcanzables por siempre o por un rato. Mirar a los ojos de la gente y leer honestamente, te dice cuanto quieres saber, aunque sus sueños, los guarde celosamente. Los ciegos deben descubrir los ojos del habla, porque también adivinan cuando les mientes y cuando tus sueños, distan muchos kilómetros de los suyos, tantos, que se despiden de ti cuando aún crees que te estan escuchando.
  




  Contempla la mirada del otro, lo que te diga, casi siempre guarda celosamente, o así lo cree, los sueños que sueña de noche, los mundos que habita de día y los pasos con los que de verdad, avanza o retrocede en su vida. Así sabrás si está aquí todavía o se fue hace rato pensando que tú, te moviste del sitio.




























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